Castilla y León es una comunidad fantástica para disfrutar del turismo rural y desconectar del bullicio de la ciudad. Si te apetece hacer una escapada de fin de semana con tu familia o grupo de amigos, Santo Domingo de Silos es uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Burgos. Un destino perfecto para disfrutar del turismo histórico y cultural ya que, junto con las localidades de Covarrubias y Lerma, Santo Domingo de Silos forma el conocido como «Triángulo del Arlanza», además de encontrarse en el Camino del Cid.
Con una población de 273, su principal emblema es el Monasterio de Santo Domingo de Silos. Varios historiadores señalan que está ligado históricamente a Rodrigo Díaz de Vivar y su esposa Jimena, quienes donaron al monasterio varias de sus heredades.
Monasterio de Santo Domingo de Silos
Una abadía benedictina cuyo claustro es uno de los más bellos y mejor conservados del románico español. El origen del monasterio se remonta al siglo VII, durante la época visigótica, aunque quedó reducido a ruinas durante la ocupación musulmana.
En el año 1041 Domingo, prior del monasterio de San Millán de la Cogolla, se refugia en Castilla, se refugió en Santo Domingo de Silos. Fernando I, el monarca leonés, le encomedó que restableciera el monasterio. Se construyó la iglesia románica, un templo de tres naves que el abad Fortunio consagró en 1088, así como el claustro y las dependencias monacales.
En el siglo XVIII se derribó el templo romántico y se sustituyó por otro de planta barroca, que es el que existe en la actualidad. A finales de 1835 se interrumpió la vida monástica como consecuencia de la desamortización de Mendizabal.
El claustro de Silos es de doble planta y forma un cuadriláteros t lo más destacable son los 64 capiteles del claustro bajo. También destaca la Puerta de las Vírgenes, que conecta el claustro con la iglesia. La biblioteca, que alberga más de 160.000 ejemplares, solo es accesible para investigadores con solicitud previa y para los huéspedes del monasterio.
Otra estancia de especial interés es la botica, creada a principios del siglo XVIII. El monasterio tenía su propio jardín botánico, una biblioteca especializada y un laboratorio farmacéutico.
En una antigua sala del monasterio hay un museo de obras de arte, como el cáliz que usaba Santo Domingo de Silos en el siglo XI.
La visita al Monasterio de Santo Domingo de Silos merece mucho la pena, y existe la posibilidad de contratar una visita guiada.
Desde luego, uno de los más recomendables, y eso que monasterios en Burgos hay muchos, y realmente interesantes desde un punto de vista histórico.
Otros monumentos de interés
La Plaza Mayor es el corazón del municipio burgalés. En ella se encuentran la Iglesia de San Pedro de los siglos XIII y XIV y el Ayuntamiento.
La Iglesia de San Pedro, construida en el siglo XVIII sobre una necrópolis, alberga una talla de la Virgen del Mercado, patrona de la localidad, en el altar mayor.
Una de las visitas más importantes es el Lavadero, ubicado al final de la calle de la Cadena. Se trata de una gran balsa de agua cristalina que tiene su origen en el lavadero.
Desde la Ermita del Virgen del Camino hay unas vistas espectaculares de Santo Domingo de Silos.
A escasos kilómetros de distancia del pueblo se encuentra el Desfiladero de la Yecla. Es un paseo muy breve, de tan solo 300 metros, a través de pasarelas por la garganta.
Y, por último, te recomendamos visitar el cementerio de Sad Hill, donde se rodaron algunas de las escenas de la película ‘El bueno, el feo y el malo’. Tras el rodaje en el año 1966, se dejaron los decorados tal cual. Con motivo del 50 aniversario de la cinta, la Asociación Cultural Sad Hill decidió recuperar los espacios. El cementerio de Sad Hill es gratuito y siempre está abierto. Desde Santo Domingo de Silos se puede llegar en coche o caminando.
Los mejores platos de la gastronomía burgalesa
Más allá de los monumentos históricos y culturales, una de las grandes razones para visitar Santo Domingo de Silos es probar alguna de las comidas típicas de Burgos.
La morcilla de Burgos es bien conocida en todo el mundo. Se trata del producto más típico de la provincia castellanoleonesa, elaborado con sangre de cerdo, arroz, manteca de cerdo, pimentón, pimienta, cebolla y sal.
Las lentejas a la burebana es un plato de cuchara que en al antigüedad consumían los campesinos, y se puede tomar tanto caliente como frío. Es un guiso a base de lentejas y morcilla y chorizo.
Y, por último, como postre, las perrunillas, un postre que se prepara con manteca de cerdo, huevos, harina de trigo, almendras, canela, limón, aguardiente, aceite y azúcar.