La catedral de Zamora o del Salvador, es la catedral más antigua de la Comunidad de Castilla y León y una de las pocas de origen románico. Debido a su importancia, fue declarada bien de interés cultural y Monumento Nacional, siendo un auténtico símbolo de la ciudad.
A pesar de los años, ha resistido el paso del tiempo y ha visto toda la historia de Zamora. Hoy vamos a contarla, además de explicarte algunos detalles arquitectónicos de la misma y otros datos interesantes.
Todo sobre la catedral de Zamora
Si vas a visitar esta catedral, conoce lo siguiente:
- Historia
- Exterior
- Interior
- Capilla de San Bernardo y portada del obispo
Autor | Fernando
Historia
La catedral de Zamora se construyó debido al rápido crecimiento e importancia de la ciudad. Antes de ella, ya existía un antiguo templo románico y se cree que se levantó sobre ella. Situada en una zona estratégica, destaca por construirse en tan solo 23 años, aunque no hay un acuerdo exacto entre los historiadores.
Se construyó un templo románico y sin muchos adornos, con gran austeridad. Eso sí, se introdujeron algunas novedades de la época como las bóvedas de ojivas, que serían más del gótico que del románico.
Exterior de la catedral de Zamora
En el exterior, encontramos un templo románico de planta de 3 naves. Originalmente, tenía 3 ábsides románicos, pero se sustituyeron por góticos en el siglo XV. Los transeptos son cubiertos por bóvedas de cañón apuntado, mientras que las naves laterales tienen bóvedas de arista capitalizadas y la nave central bóveda de crucería protogótica.
Sobre el crucero está el cimborrio, un tambor perforado por 16 ventanas con 2 cúpulas que se elevan sobre él. También destacar la planta de cruz latina y las tres naves de cuatro tramos. Para reforzar las esquinas, se usaron cuatro cupulines y cuatro frontones, cada uno hacia un punto cardinal. Asimismo, el templo tiene una decoración exterior de escamas.
Otro punto a destacar es la torre del Salvador, que se alza a 45 metros de altura. Construida en el siglo XIII en estilo románico, servía también como elemento defensivo y como cárcel del Cabildo, ejerciendo esta función hasta el terremoto de Lisboa.
Interior y retablos mayores
El interior de la catedral de Zamora destaca especialmente por los retablos mayores. Ha tenido un total de cuatro, siendo el primero uno románico y siendo sustituido por otro de estilo gótico en el siglo XV, que fue vendido en el siglo XVIII. Para reemplazarlo, se construyó un altar barroco, pero no sobrevivió al terremoto de Lisboa.
Por último, se construyó el actual, hecho de mármol y bronce dorado, en estilo neoclásico y diseñado por Ventura Rodríguez. Además del retablo, el interior posee algunos símbolos e inscripciones, que se van descubriendo a medida que se investiga. Uno de ellos es el epitafio de la infanta Sancha Raimúndez del siglo XVIII.
Su interior también tiene el Museo Catedralicio de la ciudad, donde puedes conocer más sobre la catedral y contemplar una colección de tapices.
Capilla de San Bernardo y Portada del Obispo de la catedral de Zamora
La Capilla de San Bernardo, añadida en el siglo XVI por Alfonso Fernández de Valencia, es uno de los rincones más especiales de la catedral. De estilo renacentista, alberga el sepulcro del obispo Bernardino de Carmona. Inicialmente, sería un panteón privado.
Los relieves y esculturas presentes en la capilla muestran la riqueza artística y el detallado trabajo de los maestros de la época. El mejor ejemplo es el Cristo de las Injurias, que llegaría en 1835 procedente del monasterio de San Jerónimo de Zamora tras la Desamortización de Mendizábal.
Otro elemento destacado es la Portada del Obispo, situada en la fachada sur del templo. Esta puerta, de estilo gótico y realizada en el siglo XIII, es la única que se mantiene completa (originalmente había otras 2). Esta portada se divide en tres calles y en dos pisos.
La zona inferior está flanqueada por dos imponentes estatuas de los apóstoles Pedro y Pablo y, en su tímpano, se representa la Anunciación y la Coronación de la Virgen. El piso superior posee una arquería ciega. Sobre ambos, tenemos tres arcos apuntados que actúan como remate de la portada.
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