Si te apetece hacer una escapada rural para desconectar de la rutina, pocos destinos hay mejores que Molinaseca. Se trata de un municipio de la provincia de León con una población de 900 habitantes. Declarado Conjunto Histórico-Artístico desde el año 1975, fue en la Edad Media cuando pasó a formar parte del Reino de León.
La localidad ha tenido una gran importancia a lo largo de la historia por su ubicación estratégica y por la existencia de minas de hierro en las cercanías. Su origen se remonta al siglo XI, aunque no fue un núcleo poblacional independiente hasta el siglo XI.
En el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, la sede de la Junta Superior de León se instaló en el pueblo. En el año 1821 pasó a ser parte de la provincia de Villafranca. Esta perdió su estatus de provincia una vez finalizó el Trienio Liberal, y la villa de Molinaseca se quedó adscrita a León.
La localidad llegó a albergar cuatro hospitales porque muchos de los peregrinos del Camino de Santiago requerían de atención médica cuando atravesaban Molinaseca.
Principales monumentos a visitar en Molinaseca
El gran emblema de la localidad leonesa, y lo primero que encuentran los peregrinos del Camino de Santiago, es el Santuario de Nuestra Señora de las Angustias. Construido a finales del siglo XVII, es de estilo barroco y se levantó sobre los restos de una antigua ermita. Merece la pena descubrir su interior, con el retablo de la escuela de Churriguera como principal atractivo. También destacan la cúpula y la linterna.
El Puente de los Peregrinos es uno de los monumentos a visitar en Molinaseca. Su origen data de la época romana, como parte de la vía que unía Foncebadón y Ponferrada. Atraviesa el río Moruelo y, durante los meses de verano, se permite el baño en una piscina natural que ha sido acondicionada. Aquí también se celebra el 17 de agosto la Fiesta del Agua.
La iglesia de San Nicolás de Bari es un templo del siglo XVII de estilo neoclásico. Lo que más destacada es su elegante torre-campanario decorada con la imagen del obispo San Nicolás de Bari. En el interior, el retablo mayor es barroco y alberga una talla gótica del siglo XIV.
Pasear por la Calle Real de Molinaseca es una verdadera experiencia para los sentidos. Es la principal arteria de la localidad leonesa, donde se encuentran la mayoría de bares y restaurantes y por donde pasan los peregrinos. A ambos lados hay palacios y casonas, siendo lo más importantes: la casona de Don Pelegrín, la casa fuerte de los Balboa y el palacio de los Cangas y Pambley.
Turismo en León: Astorga
A 50 kilómetros de Molinaseca se encuentra Astorga, uno de los pueblos más bonitos y visitados de la provincia de León. Con una población de 11.000 habitantes, su catedral es una de las más impresionantes de Castilla y León. Las fachadas mezclan el estilo barroco y renacentista, y en el interior alberga una sillería del coro del siglo XVI y la Inmaculada de Gregorio Fernández.
El Palacio de Gaudí acoge en la actualidad el Museo de los Caminos. Se trata de un palacio único en España ya que tiene un estilo muy similar al de los castillos europeos. Muy interesante la visita al Museo Romano, situado en un edificio bautizado como La Ergústula, declarado Bien de Interés Cultural en el año 1951.
Si por algo es bien conocido Astorga es por la gran cantidad de museos que tiene. Uno de los más interesantes es el Museo del Chocolate. Fundado en el año 1994, cuenta con cuatro salas en las que los visitantes pueden aprender cómo se elabora el chocolate.
Platos típicos de León que no te puedes perder
Si visitas Molinaseca, hay algunos platos típicos de la gastronomía leonesa que te recomendamos probar.
Uno de ellos es la cecina de León. Se trata de carne de vacuno curada, cuyo proceso de curación es muy amplio.
¿Has oído hablar del cocido maragato? La forma de servirlo es muy peculiar, porque se sirve y se come «al revés». Es decir, primero se toman las carnes, luego los garbanzos y, por último, la sopa. Un plato de cuchara muy contundente, perfecto para hacer frente a las bajas temperaturas del invierno.
El bacalao ajoarriero es un plato muy típico de León. Se trata de una receta sencilla elaborada a base de bacalao, pimentón, ajo, aceite de oliva y sal.
Y, por último, la sopa de truchas. Se prepara con pan de hogaza, trucha, pimentón y refrito de ajos. Lo más tradicional es cocinar esta receta en cazuela de barro.